¿Quién?

El refugio era el lugar idóneo para aquel chico, el loco, el esquizofrénico, tocado de la cabeza, que hablaba con el viento, con las palomas y las farolas. Aunque tan solo tenía 22 años parecía rozar los cuarenta, porque su locura le incapacitaba hacer cosas tan simples como asearse, por eso parecía un pordiosero, un falllo de la naturaleza, escoria, sin ser siquiera un semihumano. Vivía fantasías que nadie entendía, paranoias muy lejanas a nuestra realidad; por eso se dedicaba a relatarlo en su libreta, aquel ser vivo extraño y asocial.

En el refugio el viviría con lo que la humanidad denominó escoria, putos fallos de la naturaleza, porquería que solo dice tonterías y que no debe de estar cerca de nosotros; por eso, la caridad que para eso era caridad y tenía que cumplir su deber, los acogía en ese lugar, a esas personas que fácilmente podrían ser seres terminales si nadie se hubiese decidido a cuidarlos, entonces, y solo mientras Gonzalo, el esquizofrénico, algo retrasado y demenciado por el tiempo, me explicaba que le buscaba la Interpol porque era un espía y por eso se hacía pasar por vagabundo, para evitar que le pudiesen reconocer y que por lo tanto como son gages el oficio no podía ducharse, ni cambiarse de ropa ni afeitarse, y su mirada se perdía en un cosmos de sueños impronunciables, me hice dos preguntas...
-¿ Por qué Dios, la naturaleza o el destino crearon estos fallos humanos, que soñaban lo imposible, deseaban lo indeseable y veían cosas a través de un tul?
- Y como la primera pregunta me sonó tan extremadamente cruel y real, sucia, esa pregunta que la sociedad lleno de mierda y miedo, me dije, asustado porque no sabía responder bien a la segunda, ¿quiénes eran los locos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

muchas gracias por comentar